lunes, 3 de agosto de 2009

SITUACIÓN ECONÓMICA E INTERNACIONAL


Después de seis años de guerra,el país estaba arrasado tanto material como humanamente. Se calcula medio millón de muertos entre población civil, soldados y guerrilleros de entre una población de once millones de habitantes. La brecha económica con Inglaterra y Francia se amplió enormemente debido al parón industrial y al abandono de los campos por los campesinos que formaban la guerrilla. La industria textil catalana se vio especialmente afectada por la ausencia de materias primas provenientes de las colonias americanas, así como por la paulatina pérdida del propio mercado colonial.

Las ciudades y las vías de comunicación se vieron especialmente afectadas. Como consecuencia, Madrid padeció una hambruna atroz en 1812. Las ciudades sitiadas, Gerona y Zaragoza particularmente, fueron prácticamente arrasadas.

El pago de los gastos de la guerra aumentó de forma vertiginosa el endeudamiento de la Hacienda pública, que no se recuperaría hasta muy entrado el siglo XIX. La política económica apostó por el continuismo y se restauraron los privilegios fiscales de la nobleza y la iglesia, que no pagaban impuestos, a las que se añadió la alta burguesía.

De esta menara, Fernando VII aspiraba a ganarse el favor de las grandes fortunas de la burguesía española. La contrapartida fue la pobreza crónica de las arcas públicas.

En el marco internacional, llama la atención la nueva posición que ocupa España como potencia de segundo orden. A pesar de que el país había contribuido decisivamente a la derrota de Napoleón, España no fue invitada al Congreso de Viena de 1815, donde se configurarían las bases de la Europa de los Congresos.

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